viernes, 29 de enero de 2010

Entrevista a Ruth Pérez


Ruth Pérez Martínez (su último año en el océano fue el 2001-2002)

¿Qué mejores recuerdos tienes del insti?: Mis mejores recuerdos del instituto yo creo que son de cuando llegué. En aquellos años yo no era la persona más sociable del mundo y sin embargo me sentí super feliz al sentirme una más sin tener que hacer demasiados esfuerzos. Tanto los profesores como los alumnos eran cercanos, y me encantaba. La actitud del instituto en general era increíble. Yo venía de un colegio que para mí era un caos. Y el instituto realmente me encantó. Tengo grandes recuerdos de jugar a los barcos en clase de Inglés, de aprender a hacer pajaritas de papel en clases de cultura clásica, de dibujar demonios en clases de matemáticas, o de jugar a plastilina en clase de historia. Nada de eso les hacía demasiada gracia a los profes, supongo, no lo sé. El caso es que yo seguía pegando el oído y escuchando de lo que se hablaba. Simplemente necesitaba hacer algo a la vez que escuchaba. Tengo muchos buenos recuerdos de tomar el solete en el patio, de los bocatas de "Andrés", de las clases que algunos profes, de viajes de fin de curso... pero supongo que como todo el mundo. La cosa es que recuerdo el instituto con mucho cariño.

¿Cuáles fueron tus tres mejores profes y por qué, qué cualidades tenían?: mis tres mejores profes... Supongo que no es fácil elegir algo así. No lo sé. Para mí el mejor profe que tuve, y que ya no está en el instituto, fue Fernando de Pablos. ¿Sorpresa? Puede ser. El caso es que el "de Pablos", si le escuchabas, explicaba de rechupete. Te explica lo mismo desde varios puntos de vista, algunos de ellos muy cómicos, ¡anda que no me he hechado risas! Además nunca se quedaba en lo básico, lo del libro (que tampoco utilizábamos demasiado) Sino que trataba de profundizar al máximo con cualquier cosa que dábamos, de manera que luego los objetivos básicos resultaban sencillos. Lo que para muchos era un defecto, que era que cuando le decepcionábamos era extremadamente duro con nosotros, para mí era practicamente una virtud. A mí me hacía reaccionar. Siempre he querido darle las gracias por los años que me dio clases. Otro de los mejores profesores que he tenido, fue Alberto Lalaguna. También explicaba tremendamente bien una asignatura no apta para todos los públicos. Sin embargo siempre conseguía a base de paciencia que cosas muy complicadas (para nuestros conocimientos de entonces) parecieran muy sencillas. Las matemáticas son lógica pura, a esos niveles, sólo hay que entenderlas, y él consigue que sea fácil. Claro que también a veces se le "saltaba" la paciencia por los aires, y nos daba alguna que otra voz, pero eso también hacía reaccionar. A veces te agobia algo que parece un mundo, y la solución es bien sencilla. También en la vida real. Pepón al cuadrado es Pepón por Pepón. Parece una gran tontería, pero a mí me ha servido mucho en la vida real. ¡¡Gracias Alberto!! Mi tercer mejor profe.... voy a elegir a Nieves Orosa. Lo cierto es que escuchando en clase a veces me aburría muchísimo. No porque ella fuera aburrida, ni la materia. Me encantan las ciencias, y ella explicaba muy bien, sino porque me ha ocurrido siempre. El caso es que prestaba atención en clase, a la vez que hacía cualquier otra cosa, como siempre, pero no trabajaba absolutamente nada en casa. Supongo que no lo hacía en ninguna asignatura. Nieves siempre me insistía en que por mucho que ahora me fuera bien estudiar el día antes, no sería así siempre. Con ella aprendí la importancia del trabajo diario. Lo cierto es que es también una lección muy importante. No ya de cara a la universidad, en la que seguí haciendo lo mismo, y me fue bien, supongo que por pura suerte, sino de cara a la vida diaria, en la que necesitas constancia tanto como respirar para conseguir cualquier cosa que te propongas. Quizá se puede aprobar un examen sin trabajar con regularidad, pero la mayoría de las cosas no funcionan así.

¿Qué defectos tenían los peores? Uf... recuerdo una profesora que durante la clase lo único que hacía era contarnos anécdotas familiares. Si ella misma no tenía interés alguno por enseñar, ni por la asignatura, ¿cómo íbamos a tenerlo nosotros? Aprobábamos todos con mucha facilidad, eso sí, como en clase no se explicaba nada, el examen era sencillo, y además no parecía haber demasiado problema en que copiáramos. Semejante falta de interés por parte de una profesora me parece nefasta. Aprobar, ya no sin trabajar nada, sino sin aprender absolutamente nada. Para mí otro gran defecto de algunos profesores, era el convertir una materia a priori interesante en algo tedioso. Es horrible explicar materias preciosas sin acercarlas. Si no ves la relación que puede tener con todo lo que hay a tu alrededor, es difícil que te llegue a interesar. Miles de fórmulas en la pizzarra acaban por no significar nada por mucho que entiendas lo que explican. Tampoco me gustaba el hecho de que muchos profesores guardaran tanto las distancias con los alumnos. Es necesario hacerlo, pero si no conoces a quién enseñas, seguramente no le entiendas en absoluto, y muchas veces no seas capaz de enseñarle nada. Se trata de adolescentes, no de adultos, y dar una educación personalizada creo que es un esfuerzo necesario.

¿Cuáles fueron las anécdotas más surrealistas?: lo cierto es que no recuerdo nada especialmente surrealista, excepto quizá algunas guerras de avioncitos de papel en las que la profesora ni se inmutaba, o algún profesor algo surrealista en sí.

¿Qué hacéis y cómo os va fuera de aquí? ¿Os sentís bien preparados o estafados?: Ahora mismo vivo en San Sebastian desde hace algo más de tres años. Soy enfermera. Curioso, porque en el instituto yo tenía claro que quería ser científica, pero lo cierto es que necesitaba una profesión en la que tuviera contacto con la gente. Que me obligara a ello. Trabajo de enfermera en Oncología, lo cual resulta muy duro en muchas ocasiones. Pero me encanta. He aprendido a ser cercana con la gente, algo que antes me costaba mucho, y me siento realmente útil en mi trabajo. Mi familia al principio se sintió sorprendida. Pensaban que haría algo... digamos... diferente. Alguna carrera de esas que la gente considera difíciles, como Teleco, Físicas, o Medicina.... pero lo cierto es que estudié lo que me dió la gana, lo que necesitaba en ese momento y soy muy feliz con ello. Es difícil encontrar aquello que te hace feliz. Las ciencias me evadían de la realidad. La enfermería me enfrenta cada día a ella. Y me encanta. En cuanto a instituto, me siento sobradamente preparada en muchos aspectos. El nivel en general era bueno. La selectividad y la carrera fueron relativamente fáciles... en fin, yo siempre hablo maravillas de mi instituto.

2 comentarios:

  1. Qué pena... ¡yo quería algun comentario de algún profe!

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  2. me encanta esta chica....
    me he enamorado.

    firmado: un expirata.

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